Estrés térmico en los trabajadores ante las altas temperaturas del verano
23/06/2021
Con la llegada del verano y las inminentes olas de calor que tienen lugar año tras año en nuestro país, es fundamental tomarnos en serio las consecuencias que puede acarrear el calor extremo, ya que llegan a producirse al año 1.300 muertes derivadas de las altas temperaturas. A pesar de estos alarmantes datos, los planes de prevención instalados en los últimos años han ayudado a reducir las cifras de fallecidos y a mejorar las condiciones derivadas del estrés térmico que sufren los trabajadores.
El conocido “estrés térmico” es el exceso de calor que los trabajadores soportan y acumulan en su cuerpo durante su jornada laboral. Esta sobrecarga térmica es la respuesta de nuestro organismo a las altas temperaturas y corresponde con el trabajo que hace nuestro cuerpo para compensar la temperatura exterior y poder mantener la temperatura interna en un rango adecuado.
El exceso de calor está, en muchas ocasiones, relacionado con la actividad que los trabajadores realizan ya que determinadas profesiones requieren un gran esfuerzo físico (labores como la construcción, la industria o la agricultura, entre otros). Pero el esfuerzo físico no es el único factor, influyen también otros aspectos como son el vestuario de trabajo o el estado físico de los empleados, lo que engloba a todos los trabajadores de todos los sectores.
Vestuario de trabajo
En primer lugar, la utilización de uniformes, equipos de protección o prendas no transpirables que impidan la evaporación del sudor y la adaptación del organismo a la temperatura ambiental, provocarán estrés térmico pudiendo llegar a ocasionar daños en la salud, cuya gravedad variará de acuerdo con la cantidad de calor soportada por el trabajador.
Además de los uniformes operativos vinculados al sector de la construcción o de la electricidad entre otros sectores, que suelen incorporar medidas de protección que conllevan tejidos más gruesos y menos transpirables, debemos considerar también las particularidades de los uniformes de sectores como el sector sanitario, educativo, hostelero y las fuerzas de seguridad del Estado, los cuales en muchos casos no están debidamente acondicionados dificultando su labor por el calor extra generado.
Por último, hay que tener en cuenta los códigos de vestimenta asociados al ámbito de las oficinas, donde en gran parte de las organizaciones el “estilo formal” ha sido sustituido por un “estilo casual”, el cual permite mayor comodidad y un gran abanico de tejidos. El uso de prendas de vestir como los polos, vaqueros o chinos y un calzado más informal permite adecuarlo a las altas temperaturas del verano.
El tipo de vestuario a elegir será decisivo a la hora de liberar nuestra temperatura corporal, nuestra ropa debe tener un aislamiento térmico reducido que permita la evaporación del sudor de la piel. No podemos olvidar que el propio incremento de la temperatura puede provocar por sí solo deshidratación, pérdida de electrolitos, síncope por calor, agotamiento por calor o golpes de calor propiamente dichos.
Características personales
Por otro lado, hay que tener en cuenta la respuesta propia de cada individuo a los distintos entornos, ya que no todo el mundo reacciona igual sino que esta respuesta está determinada por las características físicas y personales de cada trabajador. Es imprescindible tener en cuenta la situación de cada persona de la organización a la hora de planificar su exposición a estos riesgos, por ejemplo las personas de edad avanzada, con sobrepeso u otros antecedentes que generen mayor susceptibilidad a las altas temperaturas, serán determinantes.
Condiciones del lugar de trabajo
Además de la actividad realizada y las características personales, es fundamental tener en cuenta las condiciones del lugar de trabajo. Los espacios cerrados requieren una climatización específica que varía dependiendo de las condiciones climatológicas de cada momento del año. Durante el verano, con el objetivo de disminuir la sensación de calor, es fundamental mantener una circulación de aire frío y seco en estos espacios, esto mejora el intercambio de calor en la superficie de la piel que permite regular la temperatura corporal y por consecuencia, la peligrosidad de las condiciones extremas del verano. Debemos tener en cuenta que aún así una actividad metabólica acelerada puede producir una sobrecarga térmica en el cuerpo.
Recomendaciones básicas
Finalmente, es importante señalar las recomendaciones básicas y fundamentales para evitar que la actividad propia de la jornada laboral de cada trabajador se convierta en un riesgo para su salud en estos meses de verano y por ende, en un perjuicio para la empresa:
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- Flexibilizar las normas organizacionales de vestimenta y usar ropa holgada, con tejidos ligeros, transpirables y de colores claros.
- Evitar la exposición en las horas de máxima temperatura.
- Permanecer en lugares frescos, a la sombra o si es posible en lugares climatizados.
- Ingerir líquidos durante toda la jornada laboral.
- Realización de descansos y turnos rotativos.
Se ha demostrado que la prevención es un paso fundamental para minimizar las consecuencias más graves de las olas de calor entre los trabajadores. Para ello, identificar y evaluar de manera adecuada los factores de riesgo por altas temperaturas o estrés térmico será esencial para diseñar posteriormente planes de prevención eficaces en nuestra organización.