El calzado, elemento fundamental en la prevención
30/06/2021
La salud y el bienestar de nuestros trabajadores debe ser una prioridad en todas las empresas. Uno de los aspectos fundamentales de la prevención y que, en ocasiones, no tomamos en consideración suficiente es la protección de nuestros pies y el uso de un calzado adecuado. El calzado laboral debe asegurar la protección del trabajador frente a los riesgos comunes a los que se enfrenta día tras día de acuerdo con su profesión
En función de la profesión y de la actividad laboral existen diferentes tipos de calzado en función del propósito principal:
Calzado de Trabajo:
En primer lugar, este calzado laboral debe tener una planta antideslizante que minimice las caídas. En segundo lugar, los tejidos internos deben permitir la transpiración del pie. Por último, debe tratarse de un calzado flexible y ligero que ahorre a los trabajadores desgastes de energía innecesarios, cansancio y realizar esfuerzos extra a consecuencia de un calzado en malas condiciones.
Calzado de Protección:
Este tipo de calzado laboral aporta una protección con limitaciones, es decir, está destinado a la protección de los dedos y previene daños en el pie frente a caídas de objetos, aplastamientos o atrapamientos entre otros posibles accidentes, que ejerzan una fuerza o peso de menos de 10 kilogramos.
Calzado de Seguridad:
En este caso, aporta al trabajador un grado de protección alto destinado especialmente a la prevención contra fuertes impactos y que tiene como objetivo principal proteger los dedos. En general, asegura una protección frente a impactos que tengan una energía de 200 Joules que equivale a un peso de 20 kilogramos desde una altura de 1,5 metros.
Dentro del Calzado Laboral de Seguridad, tenemos distintas clases en función del riesgo que tengamos intención de evitar y el nivel de prevención establecido:
- Riesgos mecánicos.
El objetivo principal del calzado frente a estos riesgos es la protección del pie frente a golpes. Están compuestos por un casquillo de acero o un casquillo de poliamidas, este último es un material innovador más ligero y puro.
Otra característica fundamental es la protección del tobillo diferenciando dos modelos distintos: el choclo, zapato común que no protege específicamente el tobillo y el borceguí, calzado estilo botín que arropa el tobillo y lo protege.
Finalmente, en ocasiones, la planta del calzado se encuentra recubierta con placas de acero o una capa de un nuevo material conocido como kevlar, en ambos casos, los materiales evitan posibles perforaciones.
Los riesgos mecánicos más comunes son:
- Caída de objetos en la puntera.
- Marcha sobre objetos punzantes y cortantes.
- Caída de objetos en el metatarso.
- Atrapamiento o aplastamiento del pie.
- Caída e impacto sobre el talón.
- Corte por sierra.
Este tipo de calzado laboral suele emplearse en puestos de trabajo de: logística y almacén, transporte, vigilantes, trabajos del sector servicio y sector de la construcción.
- Riesgos eléctricos.
En la mayoría de los casos, se trata de un calzado con materiales libres de metales. Este calzado laboral puede proteger frente a:
- Contacto eléctrico: descargas eléctricas externas como aquellas ocasionadas por un cable de alta tensión, en cuyo caso se emplea el denominado calzado dieléctrico.
- Descargas estáticas: pequeñas descargas provocadas por el cuerpo humano. Para estas, se utiliza un calzado con suela conductora antiestática, cuyo material tendrá como propósito conducir la electricidad fuera del cuerpo evitando así que se produzcan chispas.
- Riesgos químicos.
Materiales como ácidos, bases, disolventes o hidrocarburos entre otros pueden ocasionar daños severos en la estabilidad y durabilidad del calzado e incluso poner en riesgo la seguridad del pie por lo que debemos usar un calzado resistente frente a agentes químicos. La protección en el calzado consiste en este caso en suelas y empeines resistentes e impermeables frente a estas sustancias.
- Riesgos térmicos.
Hacer frente a los riesgos térmicos se centra fundamentalmente en las características de la suela del calzado. Por un lado, las altas temperaturas o materiales extremadamente calientes pueden perforar, derretir o calentar el material de nuestro calzado provocando quemaduras. Debemos asegurarnos de usar un calzado con una suela resistente tanto al calor ambiental como al calor por contacto, teniendo presente si hay presencia de metales fundidos o de fuego.
Por otro lado, el frío extremo endurece determinados materiales. El propio calzado debe proteger al pie de las bajas temperaturas durante el trabajo para evitar así riesgos en la salud del trabajador por esta causa.
En Previlabor estamos comprometidos con la prevención, por ello, creemos que siempre debe contemplar todos los aspectos dentro de una organización y los detalles relacionados con las distintas labores de sus empleados, como es el uniforme y por ende, el calzado de trabajo.